Los elementos de protección pasiva contra incendios, como ya conocemos, son todas aquellas piezas diseñadas, producidas e instaladas de forma permanente dentro de cualquier volumen arquitectónico y que no actúan directamente sobre el foco del potencial de peligro: el fuego, sino que desarrollan labores de compartimentación y sectorización, tanto horizontal como vertical. Estas piezas están enfocadas a generar espacios estancos llamados sectores de incendio. Dichos sectores tienen como principal misión reducir la incidencia del fuego en estas zonas permitiendo la evacuación a través de pasillos seguros y concediendo un tiempo vitalmente necesario para la llegada de los efectivos especializados en extinción. El éxito de estas 2 acciones depende, en gran medida, de la calidad y grado de resistencia al fuego de todos los elementos que componen estos sectores: tuberías, cables, suelos, forjados, puertas cortafuego, elementos decorativos, pinturas, barnices, placas, paneles, etc. ya que, cuando se inicia un incendio, y debido a la gran presión generada por el incremento de temperatura, éste puede avanzar a una velocidad de más de 15 metros por segundo y alcanzar temperaturas superiores a 1000 grados, por lo que cualquier defecto en estos elementos, tanto de calidad como de instalación, dará vía libre a la expansión sin control del fuego.
Varios decretos y regulaciones de diferentes organismos e instituciones nacionales, autonómicas, regionales e incluso locales han implantado estándares de calidad y homogeneización para estas instalaciones de protección. Por ello, y dependiendo de la zona geográfica en donde se apliquen, algunas de estas normas se solapan y conceden al proyectista / contratista el poder de decisión sobre aspectos finales muy importantes tanto de diseño como de calidad de estas instalaciones, permitiendo una libertad de desarrollo arquitectónico que influirá directamente en el grado de idoneidad de los sistemas de protección pasiva contra incendios. Aunque la responsabilidad del control de calidad será, siempre en último caso, competencia de la Administración del Estado y de las Administraciones Autonómicas, locales y municipales competentes.
Debido a esta libertad en la política de implantación y a la imposibilidad de controlar en 100% de los proyectos de obra que se conceden, en ciertos casos, la protección contra el fuego seguirá siendo una asignatura pendiente incluso en alguna de las más recientes y modernas construcciones arquitectónicas.
Algunos estudios al respecto realizados dentro de estas construcciones, han permitido detectar graves incidencias tanto en la instalación de estos componentes como en la fabricación y aplicación, meramente distributiva, de los elementos que permiten el correcto acceso a los pasillos de evacuación.
Estos estudios concluyen, que en la mayoría de los casos, las deficiencias son consecuencia simplemente de una mala gestión administrativa de los espacios arquitectónicos por lo que pueden ser fácilmente solucionables y, lo que es más importante, a un bajo coste. En casos más graves, encontramos elementos que si bien se encontraban homologados, presentaban grandes fallas de fabricación, lo que impedía el cumplimiento de los productos como elementos de protección.
Por ello, el riesgo de falta de políticas de aplicación de sistemas de protección pasiva contra incendios no solamente se concentra en las edificaciones de más de 10 años, aquellas que no están sujetas a ninguna normativa específica al no haber carácter retroactivo en las dictaminadas posteriormente, sino que también se sitúa en aquellas edificaciones modernas que descuidan los estándares de calidad desde la misma fase conceptual de la edificación.
Aunque, afortunadamente, estos últimos casos son los menos, gracias en gran medida a la calidad, cualificación y concienciación de los profesionales que están al cargo de estas obras, desde el tejido empresarial que conformamos los fabricantes de componentes, sistemas y elementos de protección pasiva contra incendios no debemos, ni podemos, bajar la guardia en lo que refiere a la mejora continua de estándares de calidad y métodos productivos, gracias en gran medida a nuestra implicación emocional conscientes de que la calidad de nuestros productos se traduce directamente en una mejor preservación de vidas humanas y bienes materiales en caso de situación de máximo riesgo.
Por ello, es deber y obligación de nuestro sector, aplicar políticas de concienciación dirigidas a todos los profesionales involucrados en la cadena arquitectónica (constructores, arquitectos, proyectistas, directores de obras, instaladores y profesionales del sector) que resalten la importancia de aplicar correctamente todas los planes y medidas necesarias para la correcta protección pasiva contra incendios. Haciendo ver, con estas políticas, que el gasto realizado en este tipo de sistemas de seguridad nunca se puede considerar un malgasto inútil sino que se debe enfocar como una inversión a largo plazo que puede llegar a salvar vidas y preservar nuestros bienes.
Con esta perspectiva, es lógico pensar que la inversión en políticas de investigación, innovación y desarrollo realizadas por nuestro sector siempre se consideraran insuficientes. Pero soy consciente de los esfuerzos y concienciación que en este ámbito se están desarrollando día a día, incluso en el desarrollo de soluciones que garanticen el máximo respeto y preservación del medio ambiente tanto en el proceso productivo e instalación de los productos como en su comportamiento dentro de los supuestos de riesgo.
Por todo ello, permítanme que desde aquí haga llegar mi más profunda y sincera felicitación a todos los profesionales del sector que con su esfuerzo personal están aportando constantemente innovaciones y mejoras que repercutirán directamente en edificaciones y espacios arquitectónicos más seguros para todos.
Gracias a estos profesionales, el sector de seguridad pasiva contra incendios (estructuras, recubrimientos, puertas cortafuego, control de humos, evacuación, señalización, instalaciones, aplicación, sellados, etc.) ha experimentado un gran crecimiento durante el año 2005. Este dato permite vislumbrar un futuro esperanzador para el sector potenciándose constantemente empresas y soluciones dentro de diferentes campos profesionales (prevención, I+D, desarrollo y producción, instalación, seguimiento y control de la buena conservación de dichas soluciones, etc.)
Esta tendencia esperanzadora podrá ser sostenida durante largo tiempo siempre y cuando se intensifiquen y fortalezcan los estándares de calidad y controles actuales.
Y en este sentido creo firmemente en la necesidad de continuar, en Argentina, con la política de ensayos de resistencia y reacción al fuego, manteniendo las certificaciones de calidad y homologación que conceden los laboratorios acreditados y que cuentan con rigurosas normativas de calificación.
Por último, no podemos olvidar, en este breve comentario de la situación actual del sector empresarial argentino especializado en la protección pasiva contra incendios, la alta implicación que se debe mantener para facilitar y satisfacer los retos que plantean los nuevos espacios arquitectónicos de este siglo XXI.
En estos espacios la estética, los grandes espacios abiertos y la funcionalidad son piezas claves a partes iguales por lo que, desde algunas empresas del sector de la protección pasiva, como la que yo represento, ya se han desarrollado soluciones específicas a tal efecto: registros integrados en el diseño, portones cortafuego batientes, telescópicos y a correderas de gran formato, puertas cortafuego de gama seccional, puertas cortafuego acristaladas o de madera maciza, motores y automatismos de última tecnología, etc. Incluyendo también, en este nuevo concepto, acciones de soporte a la instalación de dichas soluciones.
Es, por todos los motivos expuestos en este ejercicio literario, por lo que me aventuro a determinar que estamos ante un nuevo concepto de protección pasiva contra incendios: sin restricciones de forma, sin restricciones de tamaño, sin límites. Y, por supuesto, siempre con la máxima garantía de calidad y protección que las certificaciones mundiales de calidad acreditan a nuestros productos.
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Andrés Zabala
Creaciones Técnicas S.R.L
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Fuente: Portal de la Seguridad.com